NOTA DE PRENSA
En Mellaria nos vimos forzados el pasado domingo 30 de marzo a alertar a la opinión pública a través de las redes sociales de la instalación de una chimenea para uso de un conocido bar sobre la fachada de un edificio del Centro Histórico de Tarifa: dicho elemento no sólo afea y desluce la principal calle de nuestra localidad sino que también, en un vano intento por ocultar el estropicio, la fachada de un edificio contiguo ha resultado asimismo dañada. Este hecho incumple, entre otros, los artículos 30, 54 y 76 del Plan Especial de Protección y Reforma Interior del Conjunto Histórico de Tarifa, más conocido como PEPRICH, además de las propias ordenanzas municipales e incluso la Ley 14-2007 de Patrimonio Histórico de Andalucía.
Además, ese mismo día nos hicimos eco de que una esquina de la fachada del edificio público Cárcel Real, catalogado como edificio histórico y actualmente dedicado a sala de exposiciones, también estaba sufriendo obras de remodelación por parte del Ayuntamiento en este caso: en concreto se estaba recortando un característico arco que parece ser que impide el tránsito de un paso de Semana Santa, contraviniendo así el artículo 51 del PEPRICH al no mantenerse “las proporciones y formas de los huecos tradicionales en la calle o plaza de la que forme parte la edificación“, entre otras normas generales de las tres reglamentaciones que impiden el cambio de la imagen tradicional de nuestro Centro Histórico. Imaginemos lo ridículo que nos resultaría que el Ayuntamiento de Sevilla cambiase la fisonomía de la típica calle Feria porque el paso de La Macarena tiene dificultades para procesionar, por no hablar de lo humillados que se sentirían sus costaleros.
En ambos casos son motivos espurios y privados los que parecen primar ante la obligación de particulares y organismos públicos de mantener y salvaguardar nuestro Patrimonio Cultural, es decir, las administraciones públicas están incumpliendo o, al menos, no observando y ninguneando, la normativa vigente en favor de motivos privados o muy efímeros: concretamente estos dos casos revelan que, en Tarifa, el Patrimonio Histórico Cultural está al servicio de, por un lado, asuntos económicos particulares y, por otro, unos treinta minutos al año de lucimiento de una manifestación religiosa, sin que se le dé sus propios peso e importancia a un elemento tan singular y precioso como la fisonomía secular de las calles del centro de Tarifa.
Mellaria, por tanto y acogiéndose al artículo 5 de la Ley 14-2007 de Patrimonio Histórico de Andalucía titulado “Colaboración ciudadana”, se ve en la obligación de “a la mayor brevedad posible, ponerlo en conocimiento de la Administración competente, que llevará a cabo las actuaciones que procedan”, para lo que estamos preparando una denuncia pertinente para que sea el poder judicial el que actúe ante la inacción del ejecutivo. En cualquier caso, exigimos al Ayuntamiento de Tarifa, a la Delegación Territorial de Cultura en Cádiz, a la Fundación Provincial de Cultura de la Diputación de Cádiz, al Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico, a la Consejería de Cultura, a la Comisión de Educación, Cultura y Deporte y a los distintos Grupos Parlamentarios presentes en la Junta de Andalucía, que no permitan que estos atentados queden impunes, obligando a los responsables de tales actuaciones a reparar el daño causado, pues cualquier otra manera de proceder en estos asuntos llevará a todo ciudadano y visitante de nuestra localidad a deducir que, si no nos esforzamos y trabajamos para conservar lo que tenemos destrozándolo a capricho, cualquiera tiene potestad para destruir nuestro patrimonio que, a fin de cuentas, es lo mismo que destruir nuestra memoria y nuestro futuro.