Las declaraciones realizadas días pasados por el concejal de Cultura, Javier Mohedano, sobre el castillo de Guzmán el Bueno, no han hecho más que aumentar la preocupación de Mellaria por el futuro de la alcazaba tarifeña.
El concejal reconoció que aún se desconoce qué organismo pagará la segunda fase de la restauración del castillo. Hacer esta afirmación en el momento actual, no es más que reconocer el descontrol en la ejecución del proyecto de restauración y de la búsqueda de subvenciones.
Incomprensiblemente se ha esperado a que se concluyera la primera fase de la restauración para pedir dinero para la segunda. El resultado lógico y esperado es que las obras del castillo quedarán paralizadas durante años, lo que no hubiera ocurrido si se hubieran empezado las gestiones hace unos años.
Sin dudar de lo acertado de informar a la ciudadanía, lo que Mellaria pide al concejal son respuestas concretas. Tales como el importe de las obras que deben acometerse, qué organismo las va a pagar, la empresa que las realizará, cuánto tiempo durarán, y sobre todo, qué va a pasar con los dos millones cuatrocientos mil euros que han sido adjudicados para un museo, que al día de hoy no se puede instalar, pero que la empresa concesionaria tiene que terminarlo para el año que viene.
En el ánimo de Mellaria no se encuentra dar información falsa o manipularla, sino reconocer los problemas tal como son y pedir que se reconozcan y que se le den soluciones.
En varias ocasiones Mellaria ha responsabilizado al concejal de Cultura de no gestionar el patrimonio histórico y artístico de Tarifa. Sus promesas electorales y el cambio de denominación de su delegación, que expresamente refleja sus competencias sobre el patrimonio cultural, no han sido más que palabras, que en nada han modificado la apatía y el desinterés que el concejal de Cultura, Javier Mohedano, mostró la pasada legislatura por los bienes culturales de Tarifa.
El concejal reconoció que aún se desconoce qué organismo pagará la segunda fase de la restauración del castillo. Hacer esta afirmación en el momento actual, no es más que reconocer el descontrol en la ejecución del proyecto de restauración y de la búsqueda de subvenciones.
Incomprensiblemente se ha esperado a que se concluyera la primera fase de la restauración para pedir dinero para la segunda. El resultado lógico y esperado es que las obras del castillo quedarán paralizadas durante años, lo que no hubiera ocurrido si se hubieran empezado las gestiones hace unos años.
Sin dudar de lo acertado de informar a la ciudadanía, lo que Mellaria pide al concejal son respuestas concretas. Tales como el importe de las obras que deben acometerse, qué organismo las va a pagar, la empresa que las realizará, cuánto tiempo durarán, y sobre todo, qué va a pasar con los dos millones cuatrocientos mil euros que han sido adjudicados para un museo, que al día de hoy no se puede instalar, pero que la empresa concesionaria tiene que terminarlo para el año que viene.
En el ánimo de Mellaria no se encuentra dar información falsa o manipularla, sino reconocer los problemas tal como son y pedir que se reconozcan y que se le den soluciones.
En varias ocasiones Mellaria ha responsabilizado al concejal de Cultura de no gestionar el patrimonio histórico y artístico de Tarifa. Sus promesas electorales y el cambio de denominación de su delegación, que expresamente refleja sus competencias sobre el patrimonio cultural, no han sido más que palabras, que en nada han modificado la apatía y el desinterés que el concejal de Cultura, Javier Mohedano, mostró la pasada legislatura por los bienes culturales de Tarifa.